Descubrenos Tu rostro - Antonio Alcalde


La Iglesia, que desea cada año renovarse espiritualmente con la oración, la limosna y el ayuno, los catecúmenos que se preparan para el bautismo, y los penitentes que quieren reconciliarse con Dios con motivo de la Pascua, tienen en la Cuaresma un «sacramentum quadragesimale» , un itinerario de gracia que han de recorrer gozosamente, iluminados por el fulgor que reverbera de la Pascua

Cristo, que se encamina a Jerusalen para culminar el misterio pascual de su vida, muerte y resurreccion, es el protagonista, modelo, maestro y acompañante de nuestra escalada cuaresmal.
Hemos de vivir con El el misterio del dolor y de gloria, de muerte y de vida

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Introducciones a los cantos

Descúbrenos tu rostro. En este canto invocamos a Dios, nuestro Padre, que nos conoce y nos ama Nos presentamos ante El sin mas títulos que el de pecadores, rogando que nos descubra su rostro, su verdadera imagen de Dios cristiano, el Dios misericordioso, Dios del perdon que manifiesta su grandeza perdonandonos. Recurrimos a Cristo, que vino a buscar a los pecadores y murió para darnos vida. Por fin, pedimos al espiritu del amor y la paz nos dé un corazón reconciliado, sentirnos hyos con el Hijo y hermanos universales.

¿Quien te ha condenado?. Pocas escenas evangelicas patentizan de modo mas emocionante el rostro misericordioso de Dios en Cristo como ésta de la Adultera perdonada (Jn 8, 2-11) . El coro escenifica el impresionante dialogo de la Misericordia encarnada y la Miseria pecadora. El canto teologiza Cristo inocente no condena, no humilla, enaltece al perdonar, haciéndonos sentir hijos de Dios.

Perdonas y olvidas. Se multiplican los acentos cuaresmales en esta composicion. Regalo de este tiempo favorable en que Dios, Creador y Padre nos perdona por el gran amor que nos tiene. Si grandes son nuestras culpas, mayor es su misericordia. Los redimidos por su sangre, pedimos a Cristo que lave nuestros pecados, sane nuestras heridas y nos llene de esperanza y de alegro. Prometemos escuchar su Palabra y ser fieles a la Alianza como hombre nuevos, cantando hacia la Pascua.

Mirarán al que traspasaron (Jn 19,37, Zac 12,10) . El crucifijo es un libro abierto escrito con sangre caliente que brota de un corazón y unas llagas abiertas por las que se revela la ternura del Padre. Cristo inmolado se lamenta «Pueblo mio, ¿por que me has crucificado?» Como Zacarias profetizo «Mirarán al que traspasaron» sus pies peregrinos, clavados, la corona de espinas, las manos divinas, taladradas. «El corazon tiene abierto / por la herida del costado / es la ternura del Padre / la que se esta revelando» .Se siguen oyendo los improperios de Jesus desde la Cruz.

Un buen samaritano. Jesús se retrató de maravilla en esta hermosa parabola que nos refiere San Lucas 10,30-37. Aparecen en la escena los más obligados a observar la caridad, y el extranjero hereje (Jn 8,48) de quien normalmente no se podía esperar más que odio. El canto es una sencilla catequesis de lo que no es y sí es ser «buen samaritano». El coro insiste suplicante «Hazme, Señor, un buen Samaritano».

Quiero creer. Este lindo romance agudo, de 8 octosilabos, con estribillo, que se canta en los laudes de la 2da semana del salterio, parece una nostalgia de la inocencia bautismal que hemos de recuperar con las practicas cuaresmales, la penitencia, la escucha de la Palabra de Dios, cuanto ayude a iluminar y fortalecer nuestra fe. Todos somos ciegos como el de nacimiento curado por Jesús (Jn 9,1-41) y Nicodemo (Jn 3,1-21) a quien Jesús advirtió de la necesidad de renacer por el agua y por el Espíritu para entrar en el reino de Dios.

Convertíos a mí. La Cuaresma es tiempo de conversion «Convertíos y creer en el Evangelio» (Mc 1,15) Insisten los profetas (Jeremías, passim), el Bautista (Mt 3,2), Jesús (Mt 4,17, Lc 5,32, 13,3 5), sus discípulos (Mc 6,12, Lc 24,47), Pablo (Hch 20,21, 26,26). La conversión verdadera es «metanoia» (cambio de mente), pero acompañado de la conversion a Dios Penitencia y conversión autenticas son condicion necesaria para la salvación que ofrece el reino de Dios.

Señor, escúchanos. Decir «Attende, Domine» es evocar el tiempo sagrado de la Cuaresma del que es himno clásico. Sería una pena que por desuso del latín se olvidara esta hermosa y tradicional melodia. Para intentar evitarlo, se ha hecho esta versión rítmica, ajustada a todos los acentos gregorianos «Señor, escúchanos, ¡misericordia! Contra Ti hemos pecado».

Sola con tu Soledad. (A la Virgen de los Dolores). Después del entierro del Señor el Viernes, y durante el Sabado Santo, la Iglesia permanece junto al sepulcro meditando su pasion y muerte, en espera de la resurreccion. La Virgen de la Soledad nos acompaña y nosotros la acompañamos a Ella «Blanca Paloma / no queremos tus hijos / dejarte sola» «Virgen y Madre / deja que compartamos / dolor tan grande». Si queremos saber algo de un hijo muerto, preguntemosle a la madre el hijo sigue viviendo en su corazón. «Y llegara el Domingo / muy de mañana / Al Hijo amado / tu veras la primera / resucitado».

Fórmulas breves para orar. Son muy oportunas para las celebraciones liturgicas, como antifonas del salmo responsorial, de donde estan tomadas. Y para otros momentos de oracion. Son muy sencillas.

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